Prólogo por Justo Sotelo
El lenguaje es un espejo del cerebro, como una especie de ventana que sirve para entender como funciona y se organiza.
La pintura de Antonio Zaballos es pura poesía, intimismo puro, que no se resigna a padecer las injusticias de un mundo que vive y estudia con devoción y no termina de comprender. Antonio Zaballos no deja de vivir entre el realismo y el surrealismo para buscar el único mundo que le interesa, el de los sentidos y la técnica, un maridaje de voluptuosidad y abstracción que pretende trascender la materialidad que nos rodea.
La última pintura de Antonio Zaballos es como una mujer contestaria, feminista a su manera, sutil, llena de contradiciones y ambigüedades, propias del artista que le da sentido con su imaginación desbordante.
¡Metámonos dentro de sus obras !
Nuestro pintor ha conseguido una sensibilidad propia despues de tantos años de trabajo.El regreso a la realidad con este gran estudio sobre la luz , su realismo de insinuación
(tras encontrarnos inmersos, por ejemplo, en la contemplación de uno de sus últimos cuadros)supone siempre un empobrecimiento brutal: la comprobación de que somos mucho menos de lo que soñamos.Vivir la vida que uno no vive es fuente de ansiedad, un desajuste con la existencia que puede tornarse en rebeldía. Salir de uno mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.
Las voces…,las voces de los artistas. La pintura de Antonio Zaballos se ha convertido en clásica porque sus cuadros reflejan las formas puras de la vida, una poesía reflejada a través de sus lienzos oníricos desbordantes de luz y sensualidad.